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Hace un mes huyó el sospechoso acusado en mi primer caso en el que sentí que la investigación no había concluido apropiadamente. Algo dentro de mí me decía que faltaba una pieza del rompecabezas y esta corazonada se confirmó un par de días atrás, cuando un guardabosques de las afueras de Mapuville reportó el hallazgo de un cadáver en la reserva natural que administra. El caso se reabrió.
Los resultados de la investigación forense realizada en el lugar arrojaron que el cuerpo correspondía al hasta entonces desaparecido Adam Ventura, quien fue visto por última vez hace algo más de un mes y medio en Crazy’s Night Club, sitio donde se desarrolló la fiesta de fin de año del Banco Local de Mapuville en el que trabajaba.
El joven pasó su última noche de vida celebrando el fin de año en aquella discoteca con su mejor amigo de la oficina y el resto de sus compañeros. Allí conoció a Ana Belén, una amiga de una de sus colegas y con quien pasó gran parte de la noche dándole celos a su exnovia y también compañera Beck Aveiro. Esta última le dio un trago adulterado con RDD a Adam luego de que este se cansó de bailar, por lo que al cabo de unos minutos, se empezó a sentir mareado.
Después de ver que el malestar no se iría fácilmente, Adam decidió irse a mitad de la celebración con Ana Belén, quien le pidió el favor de que la llevara puesto que vivían cerca. Ambos tomaron un taxi y partieron primero a la casa de la señorita. Luego de asegurarse que Ana Belén entró a su domicilio a salvo, Adam continuó el recorrido hasta una bomba de gasolina, donde no se supo más de él.
Llamé al taxista a declarar, sin embargo, siempre alegó que Adam había desaparecido cuando él regresó al auto, pues la estación era de autoservicio. A pesar de que relataba su versión con mucha seguridad y casi sin vacíos, en los días posteriores al interrogatorio se dio a la huida. Con el hallazgo del cuerpo de Adam y el escape del conductor, un juez tomaría la determinación de convertir al taxista en culpable del asesinato y emitiría una orden de captura.
Sin embargo, uno de los asesores de sistemas del Banco Local encontró un documento que contenía la confesión del asesinato en el computador de Darío Rodríguez, un exempleado acusado por Adam de falsificar facturas y al que le abrió un expediente disciplinar justo antes de su desaparición a finales del año pasado. En el documento (más bien carta) leí que Darío, llevado por el rencor que sentía por Adam, lo persiguió hasta una gasolinera donde se quedó solo luego de que el taxista se bajara a tanquear.
Después, continúa la carta, Darío se llevó a la víctima a la reserva donde se halló el cuerpo, aquí me aterró la minuciosidad de los detalles al describir la forma en que asesinó a Ventura, los golpes y las heridas descritas concuerdan con la investigación forense casi a la perfección. Toda esta información me indicaba que en efecto, la historia del taxista era completamente cierta; él no pudo haber entrado al banco e instalar el archivo porque claramente no tenía acceso a las instalaciones ni a las contraseñas de los equipos, además, nadie más aparte de él, mi equipo y yo, sabía que Adam desapareció en la bomba.
Me encuentro en las instalaciones del departamento de policía de Mapuville y un juez me acaba de otorgar la potestad de recopilar más información tanto en el lugar donde fue encontrado el cuerpo como para interrogar a Darío Rodríguez. Ahora debería:
Buscar más evidencia en la escena del crimen Interrogar al exempleado
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