Arrastrarme hacia la cuatrimoto

Me doy media vuelta otra vez de modo que quedo boca abajo y me apresuro a arrastrarme en dirección a la cuatrimoto, pues creo que Cameron está lo suficientemente lejos como para darme tiempo de incorporarme y correr. Sin embargo, no cuento con que mi cuerpo funciona a media capacidad luego del golpe, por lo que cuando ya me estaba levantando, recibo otro impacto en la cabeza que me hace caer inmediatamente al suelo y mis ojos ahora sí pierden la capacidad de enfocar.


Los pájaros e insectos que antes sonaban a mi alrededor se han callado, lo único que escucho son los pasos de Cameron que ahora retumban como el eco de un túnel. Mi cuello ni siquiera tiene la fuerza de girarse como para observar qué tan lejos está la gerente; tan solo la advierto cuando sus pies entran en mi campo visual. Cameron se para delante de mí y en medio de lo que alcanzo a distinguir como un llanto, me dice:


- Lo siento muchísimo, de verdad… Pero no tengo otra alternativa - Su voz llega desde una burbuja lejana.


***


Ese mismo día el departamento de policía de Mapuville confirmó la muerte de la detective Elizabeth Vargas, quien padeció una hemorragia cerebral tras haber sido aparentemente golpeada con una piedra en la cabeza según las investigaciones forenses. El guardabosques que acompañaba a la detective aseguró que ningún otro visitante ingresó a la reserva en las dos horas que transcurrieron desde que vio a la agente con vida por última vez, por lo que no se ha perfilado ningún sospechoso.


En memoria del excelentísimo servicio prestado por la detective, el alcalde de Mapuville decidió condecorarla con la Medalla al Mérito Nacional en un ceremonia privada a la que asistieron su familia y algunos compañeros del departamento policial.


Por su parte, Cameron Villalobos renunció a la gerencia del Banco Local debido a que el sitio no paraba de recordarle lo que le hizo a Adam. Por ello decidió marcharse a otro banco en el que dada la difícil situación que atraviesa el sector financiero, tuvo que empezar a trabajar como cajera (cargo en el que se estancaría), perdiendo el ostentoso sueldo que ganaba y los privilegios de los que gozaba como jefe.


El Caso Ventura nunca se resolvió.


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